TERCER MANIFIESTO | Arte y vida francotiradores contra la hipocresía.

TERCER MANIFIESTO | Arte y vida francotiradores contra la hipocresía.

 

 

TERCER MANIFIESTO | Arte y vida francotiradores contra la hipocresía.

Para el neoplatónico Porfirio (Tiro 234 – Roma 305), el arte de hoy debería luchar contra las blasfemias artísticas y analizar el discurso de los ofensores. Si la ofensa viniera de Dios, también habría que analizar sus comportamientos. Porfirio, que escribió “Contra los cristianos” (el libro más quemado de la antigüedad), atacaría sin miramientos a la línea de flotación del personaje, o de cualquier barco que impusiera creencias ciegas insostenibles ante la razón.

Respecto a los “dioses de carne y hueso” de las artes, nuestro filósofo desearía que la rutina, los plagios y la ropa de “progre vanguardista”  dejasen de dictar dogmas de fe para el arte. Pensaría que, un arte que grita blasfemias plásticas (toscas o de guante blanco) y que escupe a la cara de una sociedad que le ha dado la espalda, sólo es un representante bastardo del alma artística. Los discursos de esos “salvapatrias”  ya son repudiados por la sociedad, entre otras razones, porque forman parte de la gran corrupción y de la gran mentira. Sí, siempre será bien recibida la denuncia y la transgresión útil, pero una transgresión y una denuncia hechas por el cerebro y su corazoncito, no con la cara  y la indumentaria oficial de la hipocresía.

Dando por cierto que las bases expresivas del arte son seis: mimetismo, geometrías, surrealismo, expresionismo, abstracción y  conceptualismo, el filósofo pensaría que de estas bases y de sus aleaciones (eclecticismos) han de surgir las transgresiones, los encuentros insólitos y todas las fantásticas posibilidades de creatividad y evolución. Para Porfirio, en el arte nunca está todo hecho; de la misma manera que en la vida nunca está todo vivido; que sólo está todo hecho para quien se ha dado la vuelta y no abre las ventanas de sus ojos, de sus oídos, de sus manos, de su nariz, de sus labios…

Si, todo ser humano, desde cualquier parcela de su alma, tiene capacidad para sobrevivir a las sicosis de lo cotidiano. Piensa el filósofo que todos tenemos una genética común que es verdaderamente portentosa y que, para ayudarnos, está el cerebro (la herramienta universal sin fronteras). También está la herencia de los inventos y las ideas de nuestros congéneres más lúcidos y creativos. Y todo lo heredado forma parte del equipaje; es nuestro, de todos y cada uno de nosotros.

Paco Rojas.

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